Los síntomas antes mencionados son algunos de los efectos secundarios que causa la terapia contra el cáncer.
Durante el tratamiento del cáncer mueren las células cancerígenas, pero en el proceso también se dañan muchas células saludables. Este efecto desencadena un desequilibrio en el organismo.
Aliméntate bien
La nutrición es una parte importante del tratamiento contra el cáncer. Come los alimentos indicados antes, durante y después de tu tratamiento puede ayudarte a sentirte mejor y a mantenerte más fuerte. Es importante tratar de mantener un peso saludable, aunque las pequeñas variaciones en el peso durante el tratamiento son normales.
Al iniciar tu terapia lo ideal es que consultes con un profesional en nutrición, quien puede ayudarte a diseñar un menú de acuerdo con tus necesidades específicas y las indicaciones de tu médico.
Durante el tratamiento contra el cáncer, tu cuerpo necesita consumir una dieta saludable para su óptimo funcionamiento. Con una sana alimentación, entrarás al tratamiento con las reservas que te ayudarán a preservar sus fuerzas, evitar que el tejido del cuerpo se rompa, reconstruir tejidos y mantener sus defensas contra las infecciones.
Las personas que se alimentan bien pueden tolerar mejor los efectos secundarios del tratamiento. De hecho, se sabe que algunos tratamientos contra el cáncer realmente funcionan mejor si el paciente está bien nutrido, y consume suficientes calorías y proteínas.
Recomendaciones
• Come frecuentemente, no espere a sentirse con hambre.
• Toma bebidas nutritivas como batidos de leche o enlatados de complementos nutricionales.
• Ten a la mano variedad de alimentos altos en proteínas, que sean fáciles de preparar. Ejemplo: yogur, leche, queso, sustancias de pollo.
• Evita alimentos o bebidas que puedan empeorar su estado de salud.
¿Qué comer al iniciar el tratamiento del cáncer?
• Batidos de leche con frutas.
• Sopas y caldos.
• Carne baja en grasa, pollo y pescado en sopas o deshebrados.
• Avena con leche.
• Cereales (fríos o calientes).
• Flan, gelatina con fruta.
• Sorbetes, yogur congelado.
• Frutas frescas, congeladas o deshidratadas.
• Jugos de verduras.
• Galletas saladas.
• Verduras crudas o cocidas.
• Mantequilla de maní.
• Huevo duro.
Es importante tener en cuenta que una alimentación saludable puede ayudar durante la travesía de esta dura enfermedad. Consulta con un especialista.